Blog personal crítico y variopinto (con música al fondo)

martes, 15 de septiembre de 2015

LA SALVAJADA DE TORDESILLAS

Varios miles de miembros y miembras se habrán concentrado hoy en la muy noble y leal villa de Tordesillas para celebrar su fiesta turística por excelencia: matar un toro a lanzazos y arrancarle los testículos. (Escribo ésto la noche antes del día "glorioso" y salvaje en que unos señoritos disfrazados de lanceros, ante la atenta mirada de la plebe cretinácea, se divertirán mucho haciendo agujeros a un animal). La mayor vergüenza es que muchos lugareños (no todos, porque los hay con sentido común y buenas maneras) celebran la salvajada en honor a la Virgen local, en plan festivo y celebrando la tradición, que se remonta a la Edad Media. Pues eso, en Tordesillas están todavía en la Edad Media y no se han enterado que ya han transcurrido varios siglos desde entonces.

Puestos a celebrar los rituales medievales podrían comer estos días con manos y pies, salir a las afueras del pueblo a dormir al raso o, esos lanceros tan valientes y echaos palante, enfrentarse unos con otros en plan torneo, que eso se estilaba mucho por aquellas calendas. Claro, es mejor demostrar la alegría, la juerga, la tradición y la mala leche con un pobre toro al que no permiten ni defenderse, como ocurre en una plaza. Una salvajada más de este país de mierda en según qué cosas. En el tema de las “fiestas” estamos cubriéndonos de marrón hasta las orejas. A veces con los pobres animales, otras con los derroches absurdos de vino, uvas, tomates, cohetes y otras gilipolleces estomagantes. Un pueblo que sabe divertirse de forma tan miserable merece que lo traten a patadas. Y en esas estamos.

No se trata de enfrentar a la tradición con los ecologistas o los de la Sociedad Protectora de Animales. (Aquí los “animales” suelen tener dos patas y van montados a caballo, lanza en ristre). Es la salvajada contra la civilización, el respeto por la vida –aunque sea de un indefenso animal- frente a la cultureta de la muerte que representan estos fastos cachondos de dudosa higiene y catadura. Si quieren matar con gusto, que fabriquen un toro mecánico y lo ensarten de lanzas hasta reventar de placer. Pretender encima que les aplaudamos la salvajada es recibir una ofensa que muchos no estamos dispuestos a tolerar. A ver si algunos se enteran de una vez que ya no vivimos en la Edad Media. ¿O sí? 

Ay, Tordesillas. Mientras sigas aplaudiendo y tolerando esta salvajada, te va a visitar turísticamente tu puñetero padre. Y si algún lancero o mirón cae empitonado (que no caerá esa breva), no derramaremos ni una mísera lágrima. Aquí no lloramos por quienes les gusta hacer el imbécil.

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