Blog personal crítico y variopinto (con música al fondo)

miércoles, 23 de septiembre de 2015

HACIENDO EL BURRO EN EL CONGRESO

Sabino Cuadra, diputado de Amaiur, montó el otro día un numerito acemilero en el Congreso de los Diputados aprovechando que por las Cataluñas navega revuelto el río de los independentistas y su famoso derecho a separarse de Spain si así lo demandan sólo ellos, pues ya cuando nacieron o se instalaron en el pequeño país, les fue otorgada una célula de propiedad sobre aquellas tierras por lo que pueden hacer con ellas lo que les salga del níspero, sin contar con los demás. En fin, que don Sabino se puso en plan burro, salió al estrado y proclamó a grito pelado que ya está bien de que catalanes (los de su cuerda, claro), vascos (sus amiguetes de ideología, claro) y gallegos (ídem de ídem) no puedan tener un paisito a su medida porque el resto de los españolazos, representados por ese conjunto de papeluchos llamado Constitución, lo impide.

Y para que todo el mundo se diera por enterado, incluso los diputados que dormitaban en sus escaños, o los que habían salido corriendo a la cafetería, mostró un ejemplar de la malvada Constitución y la rompió por aquellas páginas que, según él, proclaman a la nación española como una, grande y libre, o lo que es lo mismo, impiden que los oprimidos pueblos que a él le molan (los demás simplemente los desprecia) puedan constituirse en Estados independientes.

Ya es conocido (marchando una tapita de ironía) que en todas las Constituciones del mundo más o menos civilizado está reconocido que cualquier cortijillo, poblacho o región pueda separarse del país en cuanto una minoría mayoritaria, fanática pero terruñera, así lo demande. Algunos pensamos que un país tiene derecho a defenderse no sólo de quienes, desde fuera, pretenden aniquilarlo y quedarse con él o con una parte, sino también de quienes quieren lo mismo, pero desde dentro. Hay ciertas líneas rojas que en un Estado moderno no pueden ser trasvasadas. Antiguamente estos asuntos siempre se han resuelto a palos y a fuego pero hoy en día parece más lógico y sensato que se resuelvan con unos cuantos papeles constitucionales que indiquen la unidad del país (que no se forjó en 24 horas) y la garantía de que se perseguirá a quienes pretendan impedirlo. Todo ésto les sienta fatal a gentes como el tal Cuadra o el señorito Romeva, tan demócratas que han buscado el sentido de su vida política dentro del comunismo, la ideología donde las democracias se miran todos los días para tomar ejemplo (nueva ironía). 

Volviendo a don Cuadra, su rotura de la Constitución por las páginas que impiden su "democrático" y "liberal" sueño, ha provocado todo tipo de reacciones menos una que debió de producirse a continuación de su numerito pero que no se produjo. Esto es lo que debió a ocurrir a continuación (marchando una de ciencia ficción):

"Acto seguido toma la palabra don Eugenio Pinganillo, diputado del partido X+Y. Se le ve con un ejemplar de la Constitución similar al que portaba antes el señor Cuadra. Don Eugenio se dirige al diputado navarro y le espeta el siguiente discursito:

—Yo entiendo, señor Cuadra, que a usted no le gusten determinados artículos de la tita Consti, precisamente los que pretenden impedir que usted y los suyos se hagan los amos de su tierra como si ella fuera exclusivamente de su propiedad. Esos artículos los encontrará en la inmensa mayoría de las constituciones democráticas  que rigen en la actualidad pero eso a usted le debe importar un pito porque tiene un serio problema de visión: no ve más allá de su boina. Lo que no encontrará en esas mismas constituciones es que concedan privilegios medievales a unas regiones sobre otras. Concretamente, no encontrará ningún tipo de concierto económico similar al concedido al País Vasco por esta "totalitaria" Constitución española. Pero eso, claro está, a usted no le incomoda porque "ande yo caliente con mi conciertito y los demás que se jodan". Así que, como eso a mí me parece impresentable y fuera de estos tiempos, mi partido aspira a que en una futura remodelación corporal de la tita Consti desaparezca de su cuerpo serrano ese michelín tan poco estético. Y, como esos artículos sobre el concierto económico vasco me parecen un desatino, voy a romper en estos momentos las páginas constitucionales en que se menciona. ¿Le parece a usted bien, camarada Cuadra?"

Cuentan las crónicas que el señor Posada, presidente del Congreso, se despertó en ese momento de su largo sueño y quiso empurar al diputado Pinganillo. Entonces salió al quite el diputado Cuadra y vino a decir, más manso que un corderillo, que mejor dejar las cosas como están, los unos con su España indivisible y los otros con su terruño concertado. Luego, off the record, afirmó a un periodistilla que pasaba por allí, que ya estaba muy mayor para hacer la revolución después de pasarse 31 años trabajando como funcionario de la Diputación de Navarra y jubilarse a la privilegiada edad de 61 años (la mayoría ha de hacerlo a los 65, camino ya de los 67). El periodistilla se lo llevó acto seguido a la cafetería del Congreso donde, tras varios calimochos, el diputado Cuadra acabó confensando entre sollozos que en un régimen comunista él viviría mucho peor que ahora.  Luego fuese y no hubo más. ¡Hasta su próximo numerito teatrero, don Sabino!

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