EL GOBIERNO NO TIENE OTRA COSA QUE HACER Y DEFIENDE A PIQUÉ

Anda el personal algo revuelto por culpa de Piqué y sus piqueterías (bromas, histerias y berzadas varias) ya que allá por donde va por Spain, allá que el personal (una minoría, tampoco exageremos) le silba y/o insulta. Y eso, como se puede comprender, es intolerable pues un futbolista, por muy maleducado, pijo o pesetero que sea, tiene derecho a que nadie se meta con él. Para zurrarles la badana ya tenemos a los políticos y los toreros, pero en el fútbol, donde siempre campa la buena educación, el inteligente rollete y el fair play por doquier, ¿cómo se les ocurre a unos desgraciados silbar al bueno de Piqué cuando juega con la camiseta de la selección "española"? (Todavía hay millones de crédulos que piensan que la Roja nos representa a los ciudadanos en el mundejo pellejo del futbolín. Por algo este deporte de masas amansadas, a pesar de lo que chillan e insultan, es el opio del pueblo: aliena al personal y le hace creer que Piqué, Ramos o Costa son nuestros "representantes". No cabe mayor mentira y mayor estupidez argumental).

Pero volvamos al Piqué de las piqueterías, cuyas trastadas y golfadas son tantas que no sé cómo algunos se atreven a defenderlo. Una cosa es dejarlo en paz, que se cueza en su propia salsa y burricie, pero defenderlo... Pues eso es en lo que se ha entretenido el mismísimo Gobierno de Spain, como si no tuviera cosas más importantes que hacer. "Está muy mal que se pite a un jugador que está vistiendo, además con orgullo, la camiseta nacional" -ha dicho el Ministro de Educación, Cultura y Deporte. Y continuó insistiendo, como si acabara de bajar del cielo: "Los pitos a Piqué evidencian que falla el respeto, la tolerancia y la educación."

Efectivamente, ministro. Sólo que el respeto, la tolerancia y la educación fallan en Piqué y fallan en el mundo del futbolín desde hace siglos. Y fallan en los medios de comunicación, especialmente los deportivos-futboleros, siempre a la caza de los rivales porque en vez de informar se dedican a manipular y a ser hooligans de un determinado equipo. "Acoso a Piqué", titulaba el otro día esa basura de periódico que responde al nombre de Sport, hecho en Barcelona y para el Barcelona. (Otro día hablaremos del Marca y As, otros del mismo barrio barriobajero).

Los pocos aficionados que silban a Piqué no hacen sino repetir con el jugador culé disfrazado de rojillo lo que suelen hacer todos los domingos con los jugadores rivales de su equipo. Desgraciadamente es eso lo habitual en el fútbol. ¿Nadie se ha enterado todavía que, por  ejemplo,  los árbitros son insultados y pitados desde la grada durante todo el partido sin que autoridades y profesionales del fútbol se rasguen las vestiduras? Así que menos lobos, Ministro Caperucita, y dedíquese mejor a defender a los profesores apaleados, a los niños que estudian en barracones, a los libreros que vendían cultura antes de cerrar su kiosko por las políticas antilibro, a los creativos que no tienen donde caerse muertos porque aún no se han hecho famosetes. Dedíquese a la defensa de la cultura y la educación y mande a hacer gárgaras al deporte profesional, un tinglado manejado por unas mafias federativas nacionales e internacionales que han convertido el deporte en un puro y duro negocio. Si quiere defender a los deportistas, empiece por los que siendo niños pagan por practicar deporte, emplean su tiempo libre para ser mejores y luego son tirados al cubo de la basura en cuanto no logran alcanzar la elite. Dedíquese, Ministrín, al deporte aficionado e infantil, donde aún existen los valores positivos innatos a la práctica deportiva, y deje de preocuparse tanto por un pijo millonario que, por su mala cabeza y pésima educación, se ve ahora silbado por unos cuantos aficionados que sólo usan el fútbol para olvidarse de su aburrida vida cotidiana y para sacar en el campo sus propios demonios.