EL COÑAZO POLÍTICO CATALÁN

Tras varios días de pensármelo mucho (el coñazo político catalán me tiene hasta el gorro), he tenido el coraje de leer la carta que el señorito Mas dirigió "a los españoles" el otro día en el diario cebrianesco "El País", usando como pretexto otra que Felipe González escribió "a los catalanes" una semana antes. Ver chapotear en el mismo charco a estos dos carcamales (y vividores) de la política de alta cuna y baja cama me produce arcadas pero a estas alturas de la película (cuarenta años de presunta democracia) el Puñetas aguanta lo que le echen (aunque, faltaría más, lo pone a parir). 

Empieza su carta el poco Honorable y muy Corrupto caballerete con el siguiente rebuzno dirigido a Felipe González (al que también adjudico los mismos honores): "Para dar lecciones de democracia a los catalanes hay que tener mucha audacia". Chúpate esa, Felipe. Tú que, a los cuatro días de tu epístola, te la has envainado propugnando que Cataluña debe ser reconocida como nación. Nunca fuiste fiero (tenías al Guerra para tal menester) pero desde que te abandonó sólo usas las uñas para fabricar dinero. 

"Los principales partidos españoles comparten discurso y estrategia para con Catalunya". Pues naturalmente, Arturito. Vas disfrazado de Capitán Trueno (tú, un burgués de pitiminí) pero eres más inocente que Crispín. ¿Acaso esperas que dichos partidos bajen la cerviz y doblen el espinazo ante su Eminencia? Nunca he entendido la estupidez de los nacionalistas pretendiendo que el adversario actúe de manera opuesta a como ellos lo hacen. Si ellos comen y cagan nacionalismo a todas horas, no entiendo porqué acusan a los demás de hacer lo mismo. De ahí, por ejemplo, que se pitorren sin ambages de los símbolos nacionales españoles mientras que ellos recriminan que los suyos no son valorados en el resto del Estado. 

"Catalunya ha amado a España y la sigue amando. Catalunya ha amado la solidaridad y la fraternidad con España y con Europa. Y en el caso de España lo ha hecho a pesar de la ausencia de reciprocidad. Catalunya ha amado a pesar de no ser amada, ha ayudado a pesar de no ser ayudada, ha dado mucho y ha recibido poco o nada, si acaso las migajas cuando no el menosprecio de gobernantes y gobiernos." Los países, regiones y pueblos, querido Arturito, no son personas: no aman, ni sienten ni padecen. Eso sólo lo hacen los seres humanos y no todos. Tratar a un país como si fuera una ÚNICA persona es la antesala del pensamiento totalitario o del delirio extremo. Pero, entrando en tu juego, ya parece de masocas "amar a pesar de no ser amado". Es tan ridículo y cursi tu argumentario (¿no será que ves demasiadas telenovelas?) que lo mejor es que acudas a un psicólogo a ver si soluciona tan extraña manera de concebir las relaciones personales. Sólo falta que acuses a España de practicar la violencia de género con Catalunya. Y respecto a las migajas, si tu nación ha recibido sólo eso, no sé que han recibido Andalucía, Extremadura, Asturias, Galicia, Aragón...

"Catalunya hace siglos que busca un encaje con el resto de España". "De eso va el 27 de setiembre, de decidir si queremos forjar una Catalunya que se asemeje a Holanda o Suecia, que rija su destino con plena capacidad, o seguir por los mismos derroteros." Sigue el señorito con su manía de considerar un territorio político y geográfico como si fuese una persona de dos patas. Si lleva siglos buscando el amor de la otra (atención: la cosa se pone en plan lésbico) otro par de siglos tampoco van de más, porque tanto tiempo sufriendo el desamor ajeno refleja una patología que necesita curarse lentamente: ya sabes, el síndrome de Estocolmo y otras coñas marineras. En cuanto a Holanda o Suecia, pues sí, todo el mundo quiere parecerse a esas chicas tan pizpiretas, guapetonas y ricachas pero no será con tus políticas y tus corrupciones cómo lograrás el parecido.

"En este nuevo país que queremos se podrá vivir como español sin ningún problema, mientras que ahora es casi imposible ser catalán en el Estado español. El problema no es España, es el estado español que nos trata como súbditos. Somos pueblos hermanos pero es imposible vivir juntos sufriendo insultos, maltratos y amenazas cuando pedimos democracia y que se respete nuestra dignidad." El final es de traca, don Arturo. Somos hermanos pero nos llevamos fatal. Y la culpa la tiene el grandullón. Alguien podría pensar que esta historia trata en realidad de 17 hermanos, uno de los cuales está siendo apedreado, acosado y lapidado a todas horas y siglos por los demás. No logro entender cómo no se ha rebelado de una vez en uno de esos siglos y ha montado la de dios es cristo (que así es como, históricamente, se han resuelto estos dilemas de fronteras e independencias). El que algo quiere, algo le cuesta.

Don Arturín: después de explicar el dramón que Cataluña está viviendo con el Estado español, al final de su carta nos amenaza con que -tras largarse para vivir su propia vida con libertad e independencia- regresará al viejo hogar a seguir conviviendo con quienes le hicieron la vida imposible. Pues no. Si logra largarse, hágalo de una vez y no vuelva. Acusar falsamente al amante de violento para divorciarse unilateralmente y pretender luego regresar de visita al antiguo hogar, además de hipócrita, suena a recochineo y a tomarle por imbécil. Quédese en su nueva casa, búsquese otra amante y déjenos decir a algunos: ¡Al fin solos, se acabaron los lloriqueos, los dolores de cabeza y la pesadez de esa pelmaza!