QUE VOTE RITA POR MÍ

Cuando la corrupción política es el pan nuestro de cada día; cuando la mayoría de las discusiones en los parlamentos están protagonizadas por la descalificación, el insulto, y, sobre todo, por una falta de sintonía con los problemas de la ciudadanía; cuando la burocracia y la dictadura que se ejerce desde la dirección de los partidos políticos eliminan todo vestigio de democracia interna y la famosa frase de Alfonso Guerra "el que se mueve no sale en la foto" es la regla que impera en todas las formaciones; cuando vemos que nuestro voto es utilizado para dar la victoria electoral a alguien que no entraba en nuestros cálculos, simplemente porque las alianzas sirven para mantener u obtener cotas de poder despreciando la opción del votante. 

Mientras no tengamos un sistema de listas abiertas donde yo pueda escoger con mi voto al representante de mi distrito electoral, que este me dé explicaciones periódicas de cómo intenta hacer realidad sus promesas electorales, y si es necesario vote en contra del dictado general de su partido por su compromiso con aquellos que le han escogido a él y no a otro y los partidos dejen de ser un reino de taifas donde el secretario general o el comité federal regale escaños a sus allegados, y no a los más calificados; mientras la más mínima duda sobre su honestidad no haga dimitir inmediatamente al funcionario público; mientras fundaciones afines a partidos políticos reciban sustanciosas aportaciones de asociaciones culturales financiadas por la generosidad de algunos mecenas y por dinero público, es decir de todos nosotros.

Mientras los políticos se llenan la boca con promesas electorales escasamente respaldadas por memorias económicas auténticas y no tergiversadas; mientras dichas promesas no sean un contrato electoral que como contrapartida lleve a la dimisión de los mentirosos; mientras todos nuestros politicastros sigan pensando que "Spain is diferent" en lo político, laboral y medioambiental; mientras en época de crisis los gobernantes de este país se llenan la boca de austeridad y al mismo tiempo se gastan auténticas millonadas de euros en asesores, informes sin ningún valor, etc, dilapidando los ingresos que se obtienen mediante una presión fiscal cada vez más alta, y -al tiempo- la responsabilidad se diluye en comisiones y subcomisiones de investigación sin que al final haya ningún responsable.

Hay miles de razones y argumentos pero mientras sigamos en un país que parece el paraíso del trapisondismo y la mangancia (desde el PP a Podemos pasando por el PSOE) y mientras muchos políticos, cuando no se descalifican entre sí, se llenan la boca de democracia, decencia y libertad sin practicar ninguna de estas virtudes, "yo no iré a votar”.

(No acudir a votar -y más con la que está cayendo- es una opción nada desdeñable. Por lo menos igual que la de los que votan con la nariz tapada, los que votan siempre a los mismos, hagan lo que hagan, o los que cambian su voto en función de un análisis serio y responsable. Nos dicen: “El voto en blanco favorece a los grandes partidos”. “No ir a votar es cobardía y pasotismo”. “Aunque voten pocos, los políticos harían lo mismo”. “Siempre se contabiliza el SI por poco que sea”. “No caigamos en el error de pensar que todo se lo soluciona con ir o no a votar”. “Si no haces política, te la hacen”. “La abstención no es lo que más daño les hace porque se reparten los votos en porcentaje”. Pueden decir muchas cosas interesadas pero todavía hay gente que no compra cualquier mercancía averiada a cualquier precio. ¡A pasar controles de calidad, majetes!)