Blog personal crítico y variopinto (con música al fondo)

miércoles, 8 de junio de 2016

PORQUÉ LE TENEMOS TANTA TIRRIA A LOS POLÍTICOS

Es hora de reflexionar, leñe, ahora que estamos en plena campaña de insultos, desvergüenzas y tonterías electoreras. Para reflexionar seriamente y sin impedimentos, fuese el Puñetas dos días al desierto de Almería para darle al coco sesudamente en compañía de la mortificación y austeridad de estos casos, comiendo sólo unas hierbas del camino y bebiendo exclusivamente agua de Solan de Cabras, hasta que comenzó a levitar y echar espumarajos por la boca. Era el momento esperado: el de saber porqué demonios le tengo tanta tirria al personal que cobra su nómina por hacer de político profesional, jodiéndonos al resto más que beneficiándonos.

Y entre otras cosillas que afloraron desde mi más allá, se encuentran las siguientes:

* Me repatea que tomen a la gente por idiota.
* Me niego a admitir en mi club de gente prestigiosa a quien jamás realiza una autocrítica.
* Por cada problema que solucionan (si es que lo solucionan), crean otros muchos.
* Insultan, amenazan, etiquetan, humillan, culpabilizan, dan golpes bajos y traen al presente antiguas disputas que –salvo a ellos- a nadie interesan.
* Son los únicos que en el mercado de la venta y la propaganda (en donde son unos maestros) se dedican a poner como un perejil a la competencia en vez de resaltar exclusivamente sus méritos propios, partiendo de los hechos reales y comprobados.
* Porque siempre están a la defensiva respecto a ellos y al ataque respecto a los demás.
* Porque con este proceder dan una imagen a la ciudadanía de conflicto permanente.
* Porque la razón siempre está de su parte y nunca en los otros.
* Porque sus consensos se alcanzan tras el chalaneo, la venta y compra de favores y el no hay más remedio que pactar, nunca por convicción.
* Porque mienten más que hablan.
* Porque no admiten la independencia de criterio ni la buena fe en el resto del personal.
* Todo lo quieren tener bien controlado, desconfiando de quienes van por libre.
* Porque rehuyen el compromiso con sus votantes, no dando cuentas de su gestión personalmente, uno a uno, en sus demarcaciones electorales, escudándose en que lo suyo es una labor de equipo (o sea, del partido donde se cobijan y, a veces, esconden).
* Porque no saben escuchar, ni a los rivales laborales ni al personal de a pie que no vivimos de la política.
* Porque me molesta a quien sólo quiere vivir de los aplausos. Por eso se rodean de pelotas y de seres habitualmente inferiores y mediocres.
* Muchos no se ganan el sueldo, o cobran demasiado por no hacer nada más que ser palmeros del jefe.
* Su imaginación suele ser la habitual de un mosquito. Antes de que empiecen a hablar ya se sabe lo que van a decir. Pura monotonía monotemática.
* Cuando las cosas marchan más o menos bien, ellos son los responsables. Cuando vienen las vacas flacas o la cagan, no saben, no contestan. O los culpables son los otros.
* En vez de partir siempre de los puntos e ideas en común –que algunas habrá, digo yo- lo hacen desde el desencuentro y la rivalidad más estúpida.

En fin, camaradas, qué decir de unos tipos y tipas que se creen que son los que mueven el mundo, el país, el cortijo o el villorrrio. Así que el mismo desprecio que ellos nos tienen habitualmente a los don nadie (excepto a los que se arrodillan bajo sus pies practicando los bellos deportes del peloteo, el sobeo, el baboseo y el mamoneo), es justo y solidario que algunos les demostremos a ellos que la cosa es recíproca. Y aunque no somos muchos, a ver si se dan cuenta de su lindo proceder –tan listos como son- y lo cambian algún siglo de éstos. Aunque me da a mí que (a la luz de la historia reciente y pasada), aquí de lo que se trata es de seguir en lo de siempre: ellos arriba y nosotros debajo.

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