Blog personal crítico y variopinto (con música al fondo)

miércoles, 15 de junio de 2016

LA MONADA GIBRALTAREÑA

Cuando el otro día escuché decir al máximo jerifaltillo de Gibraltar, un tal Fabián Picardo, que si el Reino Unido se larga con viento fresco de la UE lo mismo su colonia de mal olor se tiene que plantear integrarse en España, además de recordarme a esos frescachones de políticos independentistas catalanes que afirman con descaro que en una Cata por libre el Barça debería seguir jugando en la Liga española y si no le dejan se buscarían la liga francesa u otra de gran postín, recordé haber escrito un artículo puñetero hará cosa de 8 años donde, con gran regodeo, ponía a parir ese nido de piratas que es Gibraltar, partiendo de una noticia que afectaba a los famosos monos del peñón. Recurro al mismo en unos días, y los que vendrán, donde si pudiera me refugiaba en un búnker atómico con tal de no escuchar nada a nuestros politicastros del copón verbenero acerca de cómo piensan destruir este país de chichi y nabo. Entre sus zarrapastrosos camelos, el culebrón de los británicos con su referendum antieuropeo y las degollinas y zambombazos de los austrolopitecus del Daes y el Trump, hay semanas en que uno no está para nada.

En la pestilente colonia de Gibraltar, desde hace unos días, ser un macaco es altamente peligroso. De los 200 monos que pululan por el Peñón, el Gobierno local ha decidido cepillarse a 25. Las razones: han proliferado demasiado y, sobre todo, son un incordio para los turistas, esos 7 millones de visitantes que, no se sabe porqué extrañas razones, visitan todos los años un espacio menor de 6 kilómetros cuadrados bastante cochambroso, donde no viviría nadie en su sano juicio. Los monicacos bajan desde lo alto de la roca al centro de la ciudad para buscar alimentos y pedir a sus congéneres más similares (los humanoides) el pan nuestro de cada día, bolsas de cacahuetes, algunos euros para gastárselos luego en vicios y la propina de un poco de cariño y risas. Dicen los gobernantes roqueños que saltan encima de los coches arañando la pintura metalizada, arrancan sus antenas, rompen las papeleras y buscan en los bolsos no vigilados: vamos, que son unos delincuentes en toda regla. Replica el Puñetas que los macacos son mucho menos peligrosos que cualquier chorizo o ladrón de nuestras grandes ciudades, así que menos tiquismiquis, llanitos… 

Gibraltar pertenece a la UE, aunque va por libre. Es un paraíso fiscal que no tiene agua propia (ni de manantial ni de río), ni agricultura, ni industria. La pasta le llega por el transporte marítimo (bastante incontrolado), los turistas despistados y las actividades financieras (eufemismo que esconde lo que ustedes ya se pueden imaginar). En semejante villorrio, donde cualquier día hay un accidente petrolífero o un submarino nuclear de la armada inglesa la caga y entonces la Costa del Sol se va a tomar por saco, ser gibraltareño debe ser un buen plan: economía saneada y descontrolada, disfrute de dobles derechos (los que les da su Graciosa Majestad de allá y su Gracioso Majestad de acá) y goce sumo con unas excelentes vistas frente al mar, al cual se va arañando metros cada año y fiesta de guardar. Sólo su situación estratégica mantiene a Gibraltar con un poco de oxígeno en sus escuchimizados pulmones. 

Pero no perdamos de vista a los monos gibraltareños. Los seres vivos más honrados, inocentes y virginales que pululan por los andurriales del Peñón corren el riesgo de quedar diezmados por la escabechina que prepara el gobiernillo títere de Gibraltar. Se ve que allí lo peligroso es ser un pobre macaco en vez de un traficante de divisas, un blanqueador de dinero o un vividor a dos carrillos. Vivir para ver, que es el morir. Así que algunos –en cuanto nos hemos enterado de la noticia- proclamamos a grito pelado que el único primate que se encuentra en libertad en la vieja Europa (el otro primate, el humano, hace tiempo que perdió el disponer de sí mismo) no puede ser sacrificado en parte de su población por cuestiones tan banales como romper unas papeleras o antenas de coche. (Si se hiciese lo mismo con los desalmados y fulanos que caminan a dos patas y que destrozan gratuitamente todo lo que encuentran a su paso en nuestras ciudades, quizás estaríamos de acuerdo, je, je, pero los pobres monos son seres irracionales y, por tanto, irresponsables jurídicamente: no se les puede condenar). Además, ellos están en el Peñón mucho antes de que allí llegasen los hombres y mujeres que ahora quieren diezmarlos en nombre del progreso. Ellos, los monos, la única atracción turística del Peñasco… 

Desde aquí animamos a los macacos de Gibraltar a que reclamen lo que es suyo: la propiedad del Peñón. (¡Macacos al poder!). Y si es preciso, que den un golpe de Estado en toda regla, echando al mar a los piratas de todos los pelajes que encuentren a su paso. De este modo resolverían dos problemas de una vez: el derecho a controlar su territorio (el tan manoseado derecho de autodeterminación macaquil) y el que tanto España como el Reino Unido abandonen el contencioso que les mantiene en vilo desde hace un par de siglos. Gibraltar, amiguitos, es exclusivamente de los macacos. Aunque, como no espabilen, me da en la nariz que pronto veremos la insólita escena de un grupo de monos gibraltareños pidiendo asilo político en Algeciras o la Línea de la Concepción. Cosas más increíbles se han visto en la Historia.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.


MI BANDERA

MI BANDERA

SÁTIRA & IRONÍA

SÁTIRA & IRONÍA

"VIVIR SIN MI MÚSICA SERÍA IMPOSIBLE"

La música empieza donde acaba el lenguaje.
Scroll hacia Arriba