LOS GILIPOLLAS DEL LENGUAJE CORRECTO (2 DE 2)

El colmo del lenguaje gilipollescamente correcto se puede ejemplificar con la palabra "presunto". Todo el mundo es "presunto": presunto delincuente, chorizo, terrorista, asesino... y, próximamente en sus pantallas, presunto idiota, listo,  guapo, comilón o trabajador. Un tipo, en plena calle, saca la faca y se la mete hasta el higadillo a una señora. Pues bien, los presuntos periodistas en los presuntos noticieros nos dirán que el presunto tipo apuñaló presuntamente a la presunta señora, la cual presuntamente era su ex. Los presuntos espectadores  sólo vieron un presunto cuchillo empuñado por una presunta mano introduciéndose presuntamente en el presunto higadillo de la presunta doña. Y así, de presunto en presunto, la presunta realidad se convierte en presunta virtualidad hasta que un presunto experto judicial, llamado juez (aquí no hay presunción alguna), dicte presunta sentencia y entonces el presunto homicida podrá ser llamado, con presunta razón , homicida de tomo y lomo. Y de presunción en presunción va pasando esta presunta estúpida vida y la estúpida y presunta gente que sólo sabe hablar de presunción va, presunción viene. Y aquí acaba este presunto comentario poniendo a parir a los presuntos gilipollas del presunto lenguaje presuntamente correcto.