Que la crisis económica actual no es fortuita lo sabe hasta el gato. Había que empobrecer a gran parte de la población y había que mejorar las cuentas de resultados de las grandes empresas y de la banca para que, una vez “saneado” el tinglado, esto es, proletarizada gran parte de la clase media y arruinada gran parte de la pequeña y mediana empresa, el gran negocio de la crisis se lo adjudicasen los sátrapas de siempre. En tiempos turbulentos siempre pagan el pato los mismos, los insectos y los pececitos, mientras que se inflan de comer y beber los grandes depredadores y los carroñeros.
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No se puede decir mejor con tan pocas palabras
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