Blog personal crítico y variopinto (con música al fondo)

lunes, 12 de octubre de 2015

CORRUPCIÓN Y AYUDAS AL DESARROLLO



“La financiación pública a las ONG permite que los partidos en el poder repartan prebendas entre sus fieles. Los grandes partidos estatales tienen sus propias ONG, que sistemáticamente figuran entre las más beneficiadas en el reparto de las ayudas ministeriales cuando sus patrones ocupan el poder. Pero también hay numerosas ONG pequeñas que están vinculadas a instituciones regionales o locales que les asignan partidas importantes de su presupuesto de cooperación. Ni siquiera es extraño que el responsable de la ONG en cuestión sea hermano, primo o amante del alcalde… Cada vez que hay un cambio de gobierno en el ámbito estatal, autonómico o local, hay alguna ONG a la que le ha tocado la lotería, y alguna otra que sufre un auténtico descalabro…

Si conocemos el presupuesto de cooperación que maneja una institución podemos prever, sin demasiado margen de error, cómo se repartirán las subvenciones entre las distintas ONG. El primer criterio es el político: reciben más dinero las asociaciones más próximas al partido del gobierno y las que son más críticas respecto a él resultan marginadas en el reparto. En segundo lugar se valora la medida de la asociación: una ONG grande tiene muchos asociados, muchos contactos en los medios de comunicación n y una base social importante, por lo que es necesario mimarla y darle siempre algunos proyectos. En tercer lugar impera el principio de redistribución: es conveniente dar “algo” a todos, incluso a asociaciones diminutas. Si es posible, todos deben llevarse una subvención, por pequeña que sea, para que nadie cuestione a la institución. En definitiva, probablemente las valoraciones de los proyectos no sirven de mucho, porque las ayudas están decididas antes de que se abra la convocatoria.

Esto no quiere decir que el gobierno subvencione, de forma acrítica, todo lo que quieren las ONG. Las asociaciones que tienen buenos contactos con las instituciones y con los partidos presentan a las convocatorias proyectos que los técnicos de los gobiernos les han indicado previamente que tienen muchas posibilidades de ser subvencionados. Las ONG ya saben cuáles son las áreas geográficas prioritarias, y cuáles son los ámbitos de actuación preferidos por los políticos de turno, por eso normalmente no se equivocan demasiado al formular sus solicitudes. (…)

En realidad, buena parte de los proyectos de las ONG son encargos del gobierno. España envía cooperación a los países con los que ha firmado acuerdos comerciales, de la misma forma que Francia la envía a los países en los que tiene bases militares. Estos proyectos de cooperación (sanitarios, educativos, agrícolas…) no siempre son llevados a cabo por la ayuda oficial al desarrollo, sino que a veces los gobiernos los encargan a ONG diversas. De esta forma, estas entidades, que teóricamente son no gubernamentales, acaban actuando, básicamente, como subcontratistas de la cooperación oficial. (…)

Las grandes potencias lo controlan casi todo en el mundo. No es extraño que sean también las que controlan la cooperación. Más de dos tercios del dinero destinado a la ayuda oficial al desarrollo lo aportan cinco países: Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia y Gran Bretaña. Estos utilizan la ayuda como una herramienta de política exterior: tratan de que les ofrezca el máximo de beneficios, a veces incluso a costa de crear perjuicios en los países que reciben su “cooperación”. Los Estados no dan porque sí. No cooperan para resolver el problema de la pobreza en el mundo: lo hacen para evitarse problemas como el terrorismo o las migraciones, para satisfacer al electorado y, sobre todo, para encontrar nuevos mercados para su producción. En pocas palabras: la ayuda no se destinará a los territorios con más pobreza, sino a aquellos en que haya más intereses. (…)

Todas las políticas de cooperación al desarrollo patrocinadas desde Occidente se parecen mucho. En realidad son el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial los que diseñan cuales han de ser, a grandes rasgos, las líneas de desarrollo del Sur. A partir de esas recomendaciones empiezan a trabajar las distintas agencias de Naciones Unidas (Unicef, Unesco, PNUD…) Estos organismos aplican las doctrinas del FMI a las políticas de ayuda a la infancia, a la defensa del medio ambiente, a las migraciones, a la ayuda en alimentos… Los “expertos” de la ONU tienen una influencia increíble: se reúnen en sesiones a puerta cerrada y establecen los criterios de actuación de todos los países miembros en materia de desarrollo. Tienen mucho poder de decisión, pero no han de rendir cuentas a nadie. Por eso no se han visto afectados por los numerosos fracasos acumulados durante los últimos cincuenta años.”

Gustau Nerín: "Blanco bueno busca negro pobre.". Editorial Roca 2011.

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