Muy frecuentemente hay sentencias judiciales que, tras recurrirse, devienen en otras sentencias absolutamente opuestas y contradictorias. Con las mismas leyes en la cartera, ¿se puede decir hoy blanco y pasado mañana negro? Una de dos: o algunos jueces tienen un serio problema de comprensión lectora o algunas leyes cojean de incomprensibilidad y rebuscamiento (achacable a sus redactores) lo cual provoca que cada lector y hasta juez saque conclusiones diferentes de un texto que debiera ser unívoco y clarito como el agua cristalina. Sugiero que los multicientos legisladores que habitan en este país espeso, a la hora de hacer leyes abstrusas, opacas e ilegibles contraten a un asesor más: el redactor de estilo, el plumilla que ponga con lenguaje claro, directo y sencillo las mantecadas que albergan sus ilustres cabecitas.
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Si son mantecadas no hay dios que se las coma ni entienda
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