He de confesar que estoy hasta el gorro de tanto famoso, famosillo y famosete como pulula por los medios de comunicación, por las teles y radios, por las alfombras de los palacios y los retretes de los chalés adosados. Esta es una época en que los bufones, cómicos y titiriteros se han hecho dueños del cotarro y nos asaltan por todos sitios. No hay rincón ni hora en que no aparezca la jeta de un famoso del espectáculo para vendernos algo, aconsejarnos algo, contarnos algo...
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Famosos hasta en la guerra, titulas. O hasta en la sopa, aunque me parece que tienes razón: nos han declarado la guerra y no nos dejan en paz ni a sol ni a sombra.
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