Blog personal crítico y variopinto (con música al fondo)

viernes, 11 de marzo de 2016

¡PERO QUÉ CONTENTOS ESTAMOS!


Si es que no podemos aguantarnos las ganas de saltar de alegría, de sacar el jolgorio que llevamos dentro, de abrir las mandíbulas de oreja a oreja celebrando que estamos más contentos que unas pascuas. Contentos porque estrenamos bitácora, porque los hoteles han estado llenos este verano, porque las vacaciones ya se han esfumado y llega la saludable rutina cotidiana, porque pronto llegarán los fríos… y, lo más importante, porque el túnel de la crisis económica está empezando a acabarse: ya se ven lucecitas a lo lejos. Lo ha dicho el presidente de todos los presidentes, mÍster Rajoy, y lo defiende a capa y espada la gente de su partidín, los economistas allegados, los periodistas que cobran del pesebre pepero y hasta las cigüeñas (subvencionadas) que pronto llegarán a algunos campanarios. 

—¿Optimista tu, Puñetas? Mira quete conozco como si tubiera parío.. —díceme el Ardilla, amigo del alma y almeja—. ¿No te habrás emborrachao con agua de Lanjarón, cacho animal racional?

Le digo que no, que mi optimismo es fruto del maravilloso porvenir que nos espera, de los brotes verdes que nos comeremos a dos carrillos, de...

—Lo tullo es grabe, eh? Estás más zumbao que la cabra de la Legion. ¿Que la crisi sacabao? Avé, alma de cántaro, ¿cuántos paraos tenemos? ¿cuánto se debe como paí? ¿cuántos kilómetros tién las colas pal médico? ¿en qué cloaca están los presios de mis tomates que ya hasta tengo que pagá pa venderlos? ¿no tabrán sentao mal las sardinas del desalluno?

Cuando le da el ataque justiciero al Ardilla no hay quien lo pare así que –conociéndolo como si fuera mi hijuelo- héteme aquí que cogí el periódico y se lo planté delante de sus verdes ojazos.

Lee y calla, Ardilla, le dije.

—"Valencia 3, Málaga 0. Un robo a mano armada"… No sabía yo que aora fueses un hincha de esos que se inchan a pelotaso limpio…

Con los nervios a flor de piel le dije que más abajo, Ardilla, lee más abajo…

—"El síndrome posvacacional hace referencia al estrés que tenemos que afrontá tras las vacasiones. Se manifiesta, sobre tó, en las personas que han sufrío un cambio biológico durante sus vacasiones". No me digas, Puñetas, que estás estresao… ¡Si tú no das golpe tó el año!

A pesar de que lo quiero mucho, tuve que contener mis manos –que se iban directas a su cuello- cogiendo el móvil que estaba encima de la mesa. Le dije que no quería atrapar la depre esa tras las vacaciones y que leyera el consejo nueve del decálogo que Pepín Patraña, neurólogo del Hospital San Pepito de Madrid, recomendaba a los lectores.

—"Modera el consumo de alcol y cafeína, az deporte, corta con los malos pensamientos, aprende a desir queno, fíjate en lo positivo, ten pasiencia"…

Me los había leído desordenadamente, el muy puñetero, pero estaba decidido a que no me sacara de quicio para evitar así el maldito síndrome posvacacional que quizás ya estaba incubando. 

—El único consejo ke nunca sigues es el 9, o sea, fíjate en lo positivo, Puñetas. Fíjate en lo positivo… Fíjate en lo positivo… Ahora entiendo, mamonaso, porqué estás tan contento y divertío… Así evitas que tataque ese virus que dises, ¿no?

Había costado pero por fin el Ardilla se había dado cuenta. Este año no estoy dispuesto a estar sindromeado por culpa de haber tenido vacaciones y mi vuelta al trabajo y a mis hábitos de siempre quiero que se produzcan con total normalidad, no como le pasa al 40 % de la población. Por eso estoy tan contento, aunque con mi extremada positividad me parezca a míster Rajoy, sólo que yo la tengo por motivos preventivos y en su caso es pura patología. 

—¿Pero cómo vas a creé a esos mentirosos compulsibos del Rajoy y sus pepes, fieles erederos del camarada Zetapé y sus cuates? Yo preferiría cogé el síndrome ese a darles ni un segundo de aliento, aunque sea de mentirijilllas…

En esos momentos sonó el móvil.

—Soy Martínez, el jefe de personal, te lo imaginas, ¿no? Oye, ¿sabes lo que es el INEM? Es que como la crisis no remonta el vuelo la empresa comienza el mes de febrero con un ERE al diez por ciento de la plantilla. ¿Me oyes, Puñetas?

Estrellé el móvil contra la pared, rompí el periódico en mil pedazos y agarré de la mano al Ardilla, quien en todo momento no abrió el pico. Nos conocemos como si nos hubiéramos parido mutuamente así que no hicieron falta las palabras. Han pasado varios días y, oyes, ni síntoma alguno de estrés posvacacional.


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