Blog personal crítico y variopinto (con música al fondo)

viernes, 8 de enero de 2016

DAKAR, UN RALLY DE LOCOS



"La idiocia no tiene límites ni fronteras pero, unida a la obscenidad, sólo se da en un único evento deportivo: el rally Dakar". La frasecita de marras la escribió este menda lerenda allá por el 2006, cuando el famoso rally era carne de frenopático. Eran tiempos de esplendor, paseándose sus locos cacharros por territorio africano, entre dunas y desierto, como si aquello fuera una feria. Luego el tinglado acabó haciendo aguas ante tanto derroche en tierras empobrecidas (muchos nativos tiraban piedras al paso de la caravana) y por miedo a que algunos conflictos políticos y guerrilleros hiciesen pupa al rally. "En 27 años de prueba, ya lleva el Dakar casi cincuenta muertos. Que esa es otra. El personal motorizado pierde el culo y las tetas por participar en una prueba donde lleva un billete de lotería para irse al otro barrio, donde acaba hecho puré y donde –encima- tiene que pagar por participar en el invento. Esto ya supera el masoquismo". Gracias a un montón de locatos unos cuantos hacían su agosto. Los tiempos comenzaron a empeorar para el rally y entonces tomó camino de Sudamérica para restregarle la chatarra a los hispanitos. Y en esas estamos. En la edición anterior algunos pilotos dieron unos cuantos grititos de protesta por el endurecimiento de la prueba respecto a los últimos años, como si no supiesen bien que el tinglado es ese: hacerles la vida imposible y que se tragen el polvo del camino hasta por el ano. El director deportivo del manicomio dakarino les contestó con algo poco novedoso: "Si todo el mundo termina el Dakar, esto no sería el Dakar". Se refería al montón de participantes, incluyendo miembros de la comitiva, que abandonan la carrera por accidente o ataques de pánico, aunque este menda sospecha que también se refería a los que la palman y se van -eso sí, motorizados- para el otro barrio. En esa misma edición fallecía el piloto Eric Palante y dos periodistas argentinos al volcar su camioneta por un precipicio. Suma y sigue de muertos dakarinos: 64. Ya veremos si aumenta el guarismo con la edición del 2016. Pero no importa: la idiotez en organizadores y participantes es infinita. Algunos bienpensantes califican a este bodrio deportivesco de "épico" y "espectacular". Por mí, como si se quedan todos chupando la arena del desierto. Ellos se lo habrán buscado: ya son todos mayorcitos para saber a qué demonios juegan.

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